miércoles, 14 de agosto de 2024

El odio a los ricos (Axel Kaiser / Rainer Zitelmann)

Si vemos las estadísticas, podemos observar que he disminuido significativamente la cantidad de libros leídos al mes. No sé si llegaré a los 50, me lo voy a proponer nuevamente, jaja. He tenido temas complejos que atender en la vida cotidiana, por eso he estado ausente. Básicamente, he estado ocupada entre el trabajo y la vida personal. Pero todo resuelto para mi tranquilidad y la de mi familia.

Me costó terminar este libro, y eso que me enganché casi de inmediato porque trata una de mis temáticas favoritas: desprestigiar a la izquierda, jaja.

Lo importante de cualquier libro, creo yo, es que te deje alguna lección, enseñanza, reflexión o aprendizaje nuevo, y este libro al menos me iluminó en dos aspectos: cómo se gasta y cuánto se gasta en el país, y el papel que juega la envidia en la percepción que se tiene de las personas "ricas" (con mucho dinero o millonarias para el público internacional).

Vienen las elecciones próximamente, no tan próximamente, pero se vienen, y es muy posible que la izquierda proclame como candidata a Michelle Bachelet. Es chistoso cómo la gente olvida que esta dama estancó y hundió al país con su reforma antiricos de su segundo período. Nunca antes habíamos tenido un descenso del PIB tan caótico; su reforma antiempresarios hundió las posibilidades de avance de Chile. El fin de esto siempre es lo mismo: igualar, pero igualar hacia abajo. ¿Se acuerdan del exministro Nicolás Eyzaguirre y su "bajar de los patines", que consistía en bajar a los alumnos aventajados para igualar el sistema educativo?

Cito textualmente, página 28: "Nótese que para la izquierda lo que importa en primera línea no es que todos tengan mejor salud o educación, sino que todos tengan lo mismo."

La misma señora que quitó la meritocracia de los colegios y destruyó la educación. Personalmente vengo de un liceo emblemático y sé cómo está ahora. Di una prueba para entrar que ahora no existe; eso no solo me dio un buen lugar para estudiar, sino que también pude relacionarme con personas que estaban en la misma parada de surgir, estudiar y generar un cambio de situación económica mediante la única herramienta existente: la educación. Pero hoy en día eso lo desprestigiaron a tal punto que está lleno de TikToks de chiquillos diciendo que estudiar no sirve de nada. Claro, está saturado de personas que egresan porque se les están poniendo las cosas fáciles, pero la calidad de profesionales deja mucho que desear. Como yo lo veo, si no hay exigencia, tampoco hay un incentivo a sacar lo mejor de cada uno, esforzarse, estudiar, saber más. ¿De qué sirve si ahora el nivel es tan bajo que cualquiera puede obtener un título?

En fin, señor lector, ¿usted sabe cuál es el gasto anual del país? Si está de acuerdo con subirle los impuestos a los que ganan más... ¿sabe cuánto es lo que se necesitaría para una justa repartición de los recursos?

Bueno, esto lo averigüé, además del libro, por si no era verdad, pero aproximadamente en el país son 80 mil millones de dólares. Si sumamos la fortuna y despojamos de sus bienes a las familias más ricas del país, llámense los Luksic, Angelini, Piñera, entre otros, alcanzamos los 39 mil millones de dólares aproximadamente.

Por otro lado, el BID estima en 5 mil millones de dólares al año el mal gasto estatal.

Estas cifras nos llevan a un análisis claro: incluso si le quitamos todos sus bienes a los más ricos, no alcanzaría ni para cubrir un semestre en gastos. Así que la teoría se cae. Además, las personas que ganan más ya pagan más impuestos, que es la principal forma de recaudación de dinero.

Yo misma he visto crecer ese impuesto que pago, mejor dicho, que paga mi empleador, empresario por lo demás, mes a mes. Y para qué estamos con cosas: si ganas más plata, más gastas, entonces más aportas. Tu auto es más caro, tu casa, pagas contribuciones, pagas más por todo.

Entonces, el falso mito de que quitándole a los más ricos terminaremos con las injusticias sociales queda en evidencia. El Estado y su mala administración del dinero de todos los chilenos es el único culpable de la desigualdad, que por cierto, si es de izquierda, impulsará con mayor ahínco.

¿Dónde van a parar esos 5 mil millones de dólares? ¿En qué se gasta realmente el dinero del Estado chileno? Y aún así la gente cree que un Estado benefactor sería mejor. Como lo señala William Easterly: la verdadera causa de la pobreza es el "poder desenfrenado del Estado contra los pobres sin derechos".

El libro, en su segunda parte, te brinda una serie de estudios basados en encuestas hechas a los chilenos sobre su percepción hacia la gente que tiene más dinero o es rica. En general, suelen catalogarlos de egoístas, arrogantes, pero esto es solo una idea que, a mi parecer, los medios se encargan de propagar. El mismo estudio señala que de las personas encuestadas, cuando les preguntaban si conocían a alguien rico, cómo lo describirían, salían a la luz palabras como "honesto", "esforzado", "trabajador". Hay un elemento o sentimiento que, dice el libro, es muy difícil de reconocer incluso en lo más íntimo de nuestro ser: la envidia. Nadie se autor reconoce como envidioso. Cuesta mucho aceptarlo, y uno se pregunta por qué. Reconocerse envidioso es también reconocer que te sientes inferior con respecto a alguien. Acá puedo hacer un mea culpa: personalmente, hoy en día, a mis 34 años, me encuentro bastante conforme con mi estado económico, familiar y psicológico, pero hubo una etapa en la que no, y disfrazaba o enmascaraba la envidia con el sentimiento de injusticia. Les relato un ejemplo: una vez, en un trabajo, conocí a un colega que ganaba más que yo y hacía lo mismo. No tiene o tenía que ver con el hecho de que él era hombre y yo mujer, no había discriminación; era que él sabía venderse o mostrarse más, hacía cursos y exigía que le pagaran más por eso. Se hacía notar el muchacho, pero fallaba en otros aspectos que eran más importantes. En fin, yo recuerdo haber pensado "qué injusto que le paguen más", pero ahora pienso que era lo justo; él tenía herramientas que lo hacían venderse mejor, cosa que yo no tenía ni tengo. Mi camino probablemente es más lento que el de otras personas que sí saben aprovechar las situaciones, y ojo, digo "aprovechar" en el buen sentido. Yo, como decía mi abuelito, soy más pánfila; mi camino es y ha sido más lento, pero es mi ritmo y estoy conforme y contenta con él. Creo que ahora sí puedo decir: "sí, sentí envidia en su momento por ese colega y lo disfracé con sentimientos de injusticia". Creo que lo mismo le puede pasar a la gente; al final, reconocer que no eres tan inteligente o productivo no es fácil. ¿Quién quiere reconocer eso? Yo creo que nadie.


Todos sueñan con ser millonarios, pero pareciera que nadie está dispuesto a trabajar para conseguirlo. La gente piensa que solo lo puedes conseguir con contactos o herencia, pero la verdad es que esos elementos ayudan, pero no lo son todo. Al final, hacerse millonario, como yo lo veo, no es cosa de suerte solamente; es cosa de mucho trabajo y esfuerzo. Por eso yo me conformo con ser la asalariada que soy. Prefiero trabajar para ese empresario que se le ocurrió una idea, trabajó y ahora me da trabajo. Y lo prefiero porque reconozco en mí que no está ese espíritu emprendedor, que se arriesga y está dispuesto a perder todo y seguir. No, esas cosas no son para mí. Si hay alguien que lo quiere hacer, genial, que me llame para cuando el trabajo esté hecho, jajaja. Pero en serio, ojalá como sociedad entendiéramos que el problema no es la gente que le va bien o que tiene más plata, ese nunca será nuestro enemigo. Hay que pensar que esa gente ya paga más impuestos, ya gasta más. Yo misma estoy, por nuestro ingreso familiar, muy por sobre la media, pero gastamos mucho dinero, en educación, por ejemplo, para nuestra hija. Yo misma me sorprendo: fui a un liceo gratuito, que mi papá me pagara una mensualidad de 250 lucas por la universidad era imposible, y pensar que el solo jardín de mi hija cuesta más que esa plata. Para mí eso es suficiente, saber que estudiar a mí sí me sirvió, esforzarme, aceptar trabajos pencas al principio sí funcionó para que hoy en día yo pueda darle a mi hija la educación que anhelé, educación y ayuda en caso de que la necesitara. No sirve quitarle a los más ricos, sirve quitarle más al Estado, pienso yo, ese Estado burocrático. Tenemos plata, pero se distribuye muy mal, y eso no es problema de los ricos. Recuerden: el Estado gasta 86 mil millones de dólares al año. Saquen la cuenta, dividan, resten, y se darán cuenta de que recursos hay. De hecho, las políticas que impulsan subir los impuestos a los ricos en muchos países se han eliminado porque ya saben el impacto negativo que tienen. Al final, subirle los impuestos solo va en desmedro de la clase media.

En fin, cierro ya con esto. Muy buen libro, es el segundo que leo de Kaiser, y bueno, lo único que podría decir como crítica es que igual se necesita poner límites a los empresarios. No es que sean todos unas blancas palomas, en el libro no hace alusión al impacto de las empresas con el medio ambiente, por ejemplo, que es lo que más se podría criticar. Yo creo que todo en su justa medida debería ser fiscalizado. Alguien una vez me decía: hay crecimiento, pero ¿Cuál es el costo? El costo es el que cada país esté dispuesto a pagar, y eso no debería estar en manos de cualquier persona, menos sin estudios o conocimiento.

No se va a resolver el problema de la desigualdad extrayendo los bienes de los más ricos, porque al final la desigualdad no es mala, tiene que existir para una economía sana también. La izquierda engaña a la gente con su discurso de la igualdad y la gente les cree que estarán mejor, pero siempre es lo mismo porque la izquierda busca igualar para abajo. No se puede hacer que todos sean ricos, pero sí que todos o la mayoría sea pobre. Vean casos como Venezuela o la misma China, donde viven en jaulas carísimas porque comprar una vivienda, que por lo demás el precio lo fija el Estado, es imposible debido a lo elevado de sus precios. Ahí, para los zurditos que tanto les gusta nombrar a China.


PD:  HE BAURIZADO a mi estilo de escribir como "caótico-coherente", porque escribo según lo que se me venga a la mente ayudada por fragmentos que destaque, pero creo que si alguien lee un poco mas allá no dudara en mi posición o intención comunicativa.
PD2: Siempre he pensado que esto lo leerá la Marti algún día , te amo hija mía. Estas recién hilando frases "ya me voy" "donde esta?" . Me siento tan feliz contigo, te amo mi pequeña.




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