Llevaba tiempo sin volver a leer este libro que comencé en noviembre y debí terminar ese mes junto con otros libros más. Sin embargo, el agotamiento mental de la vida misma había impedido que retomara la lectura. La retomé como último estertor de este año, y lo que parecía una simple historia a las pocas páginas leídas retomó el interés del primer libro. Dudaba que lo superara, pero volví a llenarme de emociones encontradas página a página, de exclamaciones y de mi típica frase: “¡Puta, el libro pa’ bueno!”, que reiteré durante la lectura.
El segundo título de la saga *Millennium* ahonda en la vida de uno de sus personajes más célebres. Comienza el libro con lo que aparentemente es un secuestro, donde la víctima es Liz. Luego nos presenta a una Lisbeth que viaja y se aloja en hoteles lujosos, tiene un romance con un joven muchacho al que luego salva de un huracán, además de salvar a una mujer de su maltratador esposo. Desconozco si más adelante(otro libro) esta historia toma relevancia, porque en las primeras páginas pareciera que para allá va la trama, pero luego se ve que no.
Además de la obsesión por las matemáticas (esto es, resolver el teorema de Fermat), Lisbeth pareciera llevar una vida bastante acomodada, libre de preocupaciones, e incluso parece que comienza a disfrutar de los réditos de sus investigaciones, comprándose ropa nueva, además se somete a una cirugía de aumento mamario.
Por otro lado, Mikael intenta en reiteradas ocasiones contactarla por el simple hecho de saber cómo ha estado. La considera una amiga. Recordemos que, luego de verlo con Erika, su amiga, muy afectuoso, Lisbeth decide no saber más de él. Se había enamorado y le habían roto el corazón.
Todo transcurre normal, tranquilo. *Millennium* está por publicar un libro donde dejaría al descubierto una red de trata de blancas en la que participaban personas muy influyentes e importantes del círculo político, jurídico, económico, etc., del país. Dag Svensson, autor del reportaje que ha invertido todo su tiempo en la investigación, anuncia que destapará un gran escándalo.
Después de sus lujosos viajes por el mundo, Lisbeth vuelve a su hogar en Lundagatan y decide dárselo a su amiga/pareja sexual, Mimi. Ella se lo cuestiona pero finalmente acepta. Mientras tanto, Lisbeth, sin decirle nada, se muda a un lujoso departamento.
En las sombras, Lisbeth sigue vigilando a Mikael. Por otro lado, Nils Bjurman comienza a fraguar una venganza contra Lisbeth que tendrá fatales consecuencias. Bjurman contacta a un mafioso tipo rubio para llevar a cabo su venganza. En paralelo, comienza a averiguar sobre Lisbeth, intentando encontrar alguna información que le parezca relevante. Es así como encuentra datos acerca de “todo lo malo”.
Como ya sabemos, Lisbeth es una talentosa hacker que se infiltra en los ordenadores de manera audaz. Es de esta manera que llega a la investigación de Dag, dando con un nombre familiar: “Zala”. Entretanto Lisbeth realiza visitas a Bjurman recordándole su pacto.
Una noche, Lisbeth va a conversar con Dag y Mia para averiguar cuánto saben de Zala. Al parecer, Lisbeth guarda un gran interés por encontrarlo también.
Durante la historia, se narran los crímenes asociados al tráfico de mujeres. Una de las víctimas fue encontrada asesinada con señales de haber sido brutalmente velada. Faltan unas semanas, solo unos cuantos ajustes, para publicar el libro bajo el patrocinio de *Millennium*, mientras Dag afanosamente complementa la información recaudada.
La historia da un giro casi inesperado, y digo “casi” porque, hasta el momento, todo parecía ir muy tranquilo, tanto que se esperaba algo que conectara nuevamente a los personajes con la trama en curso. Dag y Mia son asesinados la misma noche que Lisbeth los visita, noche en la que Mikael también se encontraría con ellos, siendo quien descubre el doble homicidio.
En el lugar de los hechos se encuentra el arma homicida, la cual presenta dos huellas: una de ellas es de Lisbeth, y la segunda pertenece a Bjurman, quien es encontrado muerto en su vivienda. Las sospechas recaen en Lisbeth, y se emite una orden de captura en su contra.
Es aquí donde las cosas comienzan a ponerse muy mal para Lisbeth, y empieza a aflorar un sinfín de informaciones sobre su persona. Es catalogada como una psicópata violenta, una incapacitada mental capaz de matar a cualquiera que se le cruce. Los periódicos sensacionalistas no tardan en publicar información engañosa.
Desde este punto, comienzo a llenarme de ese sentimiento de injusticia hacia Lisbeth. Todo el mundo empieza a verla como una amenaza, cuando en realidad es todo lo contrario. Causa indignación que no conozcan su verdadera historia, y más aún que Bjurman quede como una pobre víctima después de lo que ya sabemos que le hizo. Lisbeth es tratada como una retrasada, cuando en realidad es tremendamente brillante.
Aunque no son pocos los que conocen a la que podríamos llamar la verdadera Lisbeth, poca credibilidad tendrían en comparación con el diagnóstico de su médico tratante, quien recalca lo peligrosa que es. Además, algunos compañeros y una profesora de colegio salen a hablar de ella, diciendo que le tenían miedo.
Es injusto, porque sabemos, los lectores y quienes podríamos llamar sus amigos, que ella actúa solo si las circunstancias lo ameritan. Lamentablemente (o no tanto), su respuesta suele ser mucho más contundente y devastadora que la agresión inicial, pero siempre está totalmente justificada. Claro, la otra parte recibe un golpe peor, pero con toda razón y justicia.
Dentro del transcurso de la historia, se desarrollan tres líneas de investigación, dos de las cuales buscan demostrar la inocencia de Lisbeth, aunque esto no se diga literalmente. La investigación principal recae sobre el comisario “Burbuja” (no sé si realmente ese era su cargo, pero digamos que sí, policía jefe o algo así). Ese es su apodo, pero se apellida Bublanski. Lo llamaré Burbuja porque es más fácil.
De manera secundaria, Armanskij, su exjefe y amigo, envía a cooperar con la investigación a dos de sus hombres, uno de los cuales odiaba a Lisbeth. Por su parte, Mikael también busca encontrar a Lisbeth y probar su inocencia. Claro está que este último también tiene interés en saber por qué mataron a sus amigos.
Mikael es fiel a Lisbeth y se niega a creer que ella haya podido cometer esos crímenes de los que todos parecen estar seguros de su culpabilidad. El problema es que no cuenta con pruebas que respalden su convicción, sumado a que ella parece seguir en la negativa de no responderle.
Pronto, a Mikael se le ocurre una idea para captar su atención. Decide filtrar que el libro sobre el que escribía Svensson trata sobre espías informáticos o delitos informáticos. Además, se le ocurre que Lisbeth podría tener acceso a su disco duro, así que deja un archivo en una carpeta, dirigido específicamente a Lisbeth. Básicamente, le comenta que cree en su inocencia, pero necesita pistas para saber por dónde empezar.
Lisbeth le responde, para la emoción de Mikael: “Zala”. Mantienen un escueto ir y venir de mensajes lacónicos que dejan a Mikael igual de confuso.
Burbuja comienza a declinar sus sospechas sobre Lisbeth, dado que la versión circulante y oficial sobre ella dista mucho de la opinión y los dichos de la gente más cercana. Además, no se logra conectar el crimen: Bjurman era su tutor legal. Recordemos que Lisbeth había sido declarada incapacitada para llevar su propia vida, por lo que necesitaba un tutor. Convenientemente, Bjurman se hace del tutelaje.
Mikael, por su parte, cree que el móvil del homicidio fue el libro que estaba por publicarse. Por esta razón, comienza a investigar a cada uno de los sujetos que Dag había mencionado en su investigación. Había uno que se había negado a cooperar: Björck (¿como la cantante?). Mikael utiliza una treta para dar con el domicilio de este último, quien finalmente cae en la trampa y lo termina recibiendo en su casa (Mikael lo engaña con un supuesto premio).
Resulta que este tipo tenía mucha información y estaba asustado, puesto que no quería que su nombre apareciera vinculado a la prostitución y todo lo que eso conllevaba. Mikael le pide información sobre Zala. Al principio, el hombre se resiste y se nota que se hace de rogar, pero finalmente decide cooperar con la condición de que su nombre quede desvinculado de la investigación del libro.
Gracias a este hombre, nos enteramos de que Zala en realidad se llamaba Alexander Zalachenko. Había sido un viejo asesino profesional de los servicios soviéticos (GRU). Desertó y se radicó en Suecia con el apoyo de la Säpo. En este país, se dedicó a ser un gánster involucrado en tráfico de personas, armas y drogas. Zalachenko era, de hecho, una especie de secreto de estado, el secreto mejor guardado. En su juventud, Björck trabajó para encubrir todas las "embarradas" que Zalachenko cometía.
Hasta ahí llega lo que Björck le cuenta a Mikael. Este último le pide más información, como su verdadero nombre, ya que Zalachenko era un alias, pero Björck no lo revela. Necesita garantías de que no será vinculado a la investigación ni su nombre aparecerá en el libro de Svensson. Mikael no le asegura nada, pero le dice que lo pensará.
**Dato aparte:** Durante el libro, se da a conocer que Lisbeth visita a su antiguo tutor y amigo, Palmgren, quien había quedado parapléjico o algo similar y estaba en recuperación. Lisbeth invierte una buena cantidad de dinero en terapias curativas para Palmgren, las cuales logran resultados extraordinarios.
Mikael también intenta visitar a Palmgren, lo que no resulta fácil debido al asedio periodístico que hacía casi inaccesible el contacto con él. Finalmente, el médico tratante de Palmgren accede luego de consultarle a Palmgren si estaba de acuerdo.
En la reunión, Palmgren le revela a Mikael que Zala es el padre de Lisbeth. ¡Y aquí exclamé de emoción! Si bien ya lo intuía, este dato se lanza de repente y logra lo esperado: sorprender con el vínculo padre e hija. Mikael queda atónito, y Palmgren le relata la vida de Lisbeth, particularmente su infancia.
Le cuenta cómo la madre de Lisbeth, Agneta, se enamoró perdidamente de Zala y tuvo con él dos hijas gemelas: Camilla y Lisbeth, quienes eran muy distintas entre sí. Zala era un abusivo y maltratador que golpeaba y abusaba severamente de Agneta. No vivía con ellas, pero cuando las visitaba siempre atacaba a su madre. No era violento con las niñas, ya que la madre las escondía. Sin embargo, a medida que crecieron, y particularmente Lisbeth, ella no aguantó más la situación.
A lo largo de la historia, se van sumando aliados. Uno de ellos es un boxeador llamado Paolo Roberto (aunque no estoy muy segura del segundo nombre), quien entrenó a Lizbeth cuando era más joven. Él le cuenta a Mikael cómo la conoció. Recordemos que Lizbeth, por su apariencia, parece un niño de 15 años: es muy delgada y mide 1.50 metros.
La primera vez que Paolo Roberto la vio, no creía que pudiera ser buena para el boxeo. Más de una risa se le escapó, junto con los chicos que entrenaba en ese entonces. Sin embargo, Lizbeth, contra todo pronóstico, demostró ser bastante apta, ya que era muy rápida. Logró ganarse un lugar en los entrenamientos y también en el corazón de Paolo.
Cuando él ve su cara en los periódicos, no puede creer que esté involucrada en los crímenes de los que se le acusa. Dispuesto a colaborar para demostrar la inocencia de Lizbeth, Paolo intenta ponerse en contacto con Mimi, la amiga de Lizbeth. Mikael cree que ella podría darle pistas sobre su paradero.
Mimi no responde a su teléfono, así que Paolo decide esperarla en la antigua casa de Lizbeth. Cuando finalmente llega, Paolo presencia cómo un hombre rubio y alto la secuestra. Decide seguirlos, dándoles alcance después de una extensa persecución.
Mimi se defiende con todo lo que puede, pero no logra zafarse ni hacerle daño al gigante rubio. Por su parte, Paolo también intenta luchar contra él, con terribles resultados. Ambos terminan bastante maltrechos, mientras que el rubio parece inmune al dolor. Esto se explica más tarde por Palmgren: el hombre tenía una condición de analgesia crónica, es decir, no sentía dolor en absoluto, lo que le permitía pelear hasta morir.
Cuando Paolo cree que todo está perdido, Mimi logra asestarle un golpe en los genitales y luego en la cabeza, dejándolo semiinconsciente. Gracias a esto, logran escapar apenas con vida. Paolo cojea y Mimi apenas puede mantenerse en pie.
Lizbeth, por su parte, sigue la investigación de cerca. Se entera de todos los pormenores gracias a un software espía instalado en el equipo de uno de los policías. Desde su lujoso apartamento monitorea la situación. A veces sale por provisiones usando una peluca rubia y la identidad de otra mujer (no recuerdo el nombre).
Cuando Lizbeth se entera del estado de Mimi, se entristece mucho y lamenta haberla expuesto. Reflexiona sobre lo mala idea que fue alojarla en su hogar: "¿Cómo no pensé que sería peligroso?", se reprocha.
Los próximos pasos que da Lizbeth, y ya para acortar el resumen, la llevan a una especie de cabaña o segunda vivienda que Bjurman tenía. Allí, descubre documentación relacionada con ella. Cuando está a punto de marcharse, dos hombres llegan al lugar. Parecen ser secuaces del rubio: dos sujetos que parecen sacados de la lucha libre. Intentan atacarla, pero, como sabemos, Lizbeth no es fácil de vencer. Los enfrenta y logra salir ilesa.
Pronto, este enfrentamiento se hace conocido por la policía y se filtra a la prensa: "La mujer de 26 años ataca a dos mafiosos y huye en una de sus motos Harley-Davidson."
En medio de la conmoción mediática y policial, todo comienza a ponerse muy turbio. Incluso la misma policía empieza a dudar de la culpabilidad de Lizbeth. En el lugar donde ocurrió la lucha entre el rubio, Mimi y Paolo, encuentran cadáveres descuartizados de años atrás. Esto lleva a pensar que Lizbeth no es la asesina, sino más bien la víctima y el motivo detrás de los crímenes.
Finalmente, Lizbeth da con Zalachenko. ¿Recuerdan la frase "todo lo malo"? Bueno, resulta que cuando Lizbeth tenía 12 años, cansada de que Zalachenko apareciera para golpear a su madre, un día le lanzó un tarro de gasolina y lo prendió fuego mientras él estaba en su auto. Obviamente, este escándalo fue encubierto, y Lizbeth terminó internada en un psiquiátrico, declarada loca y posteriormente como un peligro para la sociedad.
Las autoridades de aquel entonces decidieron sellar el caso para evitar que se descubriera el vínculo de Zalachenko con el gobierno y sus fechorías. En lugar de procesar a un verdadero psicópata, Lizbeth pagó el precio, siendo etiquetada como una paria para la sociedad... al menos hasta ahora. Por ese incidente, Zalachenko perdió un pie y una oreja, además de quedar con quemaduras graves de por vida. Ahora tiene más de 70 años.
Zalachenko le revela a Lizbeth que el rubio, llamado Ronald Niedermann, es su hermano. Zala había dejado hijos por todo el mundo, pero Ronald parecía ser el más fiel, cuidándolo tras el accidente.
Cuando Lizbeth intenta entrar de manera sigilosa en la casa donde están Zala y Ronald, es descubierta por un sistema infrarrojo instalado en los alrededores. En el intento de escapar, recibe dos disparos y cae. Ronald la entierra, creyéndola muerta.
En esta situación ocurre uno de los tantos clímax de la historia. Lizbeth, increíblemente, logra salir del entierro... ¡fue enterrada viva! Esa escena es fenomenal. Incluso un zorro olfatea su improvisada tumba. Uno de los disparos había impactado cerca de su oreja, y ella, tocándose, descubre parte de su cerebro. Sabe que le queda poco tiempo, pero aun así regresa a la casa.
Aunque intenta incendiarla, no encuentra los implementos necesarios. Decide encerrar a Zala en su interior. Cuando Ronald la ve, huye despavorido, convencido de que no es una persona viva, sino un muerto resucitado.
Ronald, en su huida, reflexiona si debería regresar por su padre, pero recuerda las enseñanzas de Zala: "Si la causa está perdida, es mejor retirarse."
Lizbeth, al borde de la muerte, decide esperar sentada, con un arma en la mano, ya sin fuerzas para seguir. Mikael, por su parte, logra dar con su ubicación. Sabe mejor que nadie que Lizbeth estaba tras Zala todo este tiempo. La encuentra tirada en el suelo, le quita el arma, y Lizbeth, al verlo, se rinde.
Así termina el libro: con Mikael y Lizbeth sentados juntos en esa casa. ¿Abrazados? Eso me lo imaginé yo.
La verdad, no pensé que el segundo libro fuera tan bueno como el primero. Después de todo, las primeras 100 páginas se me hicieron pesadas y lo abandoné un tiempo. Pero al retomarlo, volví a sentir esa emoción de seguir una fantástica novela línea por línea. Es un libro que te hace exclamar: "¡No puede ser! ¡Ah, yo sabía!"
Ya quiero saber qué pasa después; voy por el tercero pronto. Sin duda, este libro resuelve muchas de las incógnitas sobre la vida de Lizbeth. Para mí, despejó todas las dudas. Es un libro donde ella, sin duda, es la protagonista.
Me encantó cuando, al final, mientras estaba a punto de entrar en la casa de Zala, le vino a la mente la resolución del teorema de Fermat, ese que la obsesionó durante sus vacaciones. Dice que un filósofo estaría más cerca de descifrarlo. Me abrió la curiosidad por las matemáticas.
Es de esos libros que te aportan datos históricos o científicos, y aunque no sabes si son verdad o ficción, vale la pena investigarlo. Por ejemplo, hay una parte donde hablan de las armas de caza. Dicen que están hechas para causar el máximo daño a los tejidos, debido al grosor de la bala. Si te disparan con una de esas, no sobrevives; pero con una de menor calibre, podrías sobrevivir. ¡Sorprendente! Así que, ya saben: si les van a disparar, que sea con un arma "piola". Jaja.