martes, 8 de agosto de 2023

Soy la peor nieta

Hace dos meses que dejé el hogar de mi abuela. Aunque no estoy completamente feliz, ya que siempre surgen problemas, por fin he encontrado algo de tranquilidad.


Es triste observar desde la distancia el deterioro físico y mental de mi abuela en estos momentos. Me entristece sentir que no puedo hacer nada al respecto. A pesar de algunas pequeñas situaciones que han puesto a prueba mi paciencia, prefiero no detallarlas. Lamentablemente, nuestra relación ha sufrido mucho y ha llegado a un punto en el que ya no puedo verla como mi abuela, lo cual es doloroso admitir.


Recordando su actitud hacia mí en el pasado, durante y después de mi embarazo, me resulta difícil creer que ella haya enfrentado dificultades en alguno de sus propios cinco embarazos. Aunque no la odio y entiendo que ella también es víctima de circunstancias complicadas, ha habido momentos en los que nuestra relación se ha vuelto tensa. No siento culpabilidad por haber tomado la decisión de alejarme, ya que en un momento difícil de mi vida, hace más de diez años, ella me brindó un hogar cuando no tenía muchas opciones. Siempre estaré agradecida por ese gesto, aunque también reconozco que hay aspectos de nuestra relación que me generan conflicto.


Espero con el tiempo poder sanar y reconciliar esta relación fracturada, ya que tanto ella como yo merecemos algo mejor que esto.